El aumento del precio del gas pone en peligro el sector industrial

Published On: 04/01/2022-7,6 min read-

Europa se está enfrentando a una crisis energética, y aunque se espera que sea temporal, el sufrimiento en el tejido industrial empieza a hacer mella. El precio del gas natural está alcanzando máximos históricos, lo que pone en riesgo al sector industrial europeo y español. Según los últimos datos de GasIndustrial, asociación que agrupa a la industria gas-intensiva, el precio subió un 381,2% entre agosto de 2020 y de 2021.

¿Por qué suben los precios?

El camino que lleva a esa respuesta recorre el sinuoso mercado global del gas: desde un polémico gasoducto en el mar Báltico a los depósitos de gas en Asia, desde barcos metaneros que viran súbitamente en busca del mejor postor a los traders que negocian el precio del gas en Holanda, o los cruces entre oferta y demanda en el mercado mayorista de la electricidad en España.

El problema del gas comenzó el verano pasado. En julio y agosto de 2020, los precios del gas eran tan bajos en Europa debido a la crisis del Covid-19. No era rentable para Estados Unidos producir gas y mandarlo a Europa, por lo que muchas explotaciones de gas esquisto (extraídas por medio del fracking) pararon su producción a la espera de que la situación remontara.

Pero en otoño e invierno de 2020 se reactivó la demanda y la oferta se quedó corta. El GNL necesita tres-cuatro meses para responder a la demanda, siempre va con retraso, sobre todo por un tema logístico, el desplazamiento de los metaneros. A esto se suma que el largo invierno vació las reservas en el hemisferio norte. Asia está acaparando ahora mismo el 70% del GNL global y pagándolo a precio de oro. El déficit que tenía Europa a finales del año pasado se ha ido arrastrando durante todo 2021.

Además, la producción de los gasoductos están, valga la redundancia, a medio gas.

El gas no ha estado fluyendo al ritmo que cabía esperar por los gasoductos de Rusia y Noruega, que suministran el 60% del consumo europeo. Es cierto que han tenido problemas de mantenimiento este verano, pero según Gonzalo Escribano, director del Programa Energía y Clima del Real Instituto Elcano: “se puede especular si las paradas noruegas son oportunas justo en el mejor momento para que ellos suban los precios, o se puede especular si Rusia está jugando geopolíticamente para que les abran el Nord Stream 2 y que Europea reconozca Crimea como territorio ruso”

En los últimos años, la ‘revolución’ del gas de fracking en Estados Unidos abarató los precios del gas natural. España apostó fuerte, es el país con más capacidad de almacenamiento de GNL en Europa y ahora mismo el que más metaneros está recibiendo. Hasta el punto de que durante varios meses de 2019 España importó más gas de EEUU que de su tradicional suministrador argelino. Ahora el 46% viene de Argelia y el 53 en barco como GNL procedente de Estados Unidos, Rusia y Nigeria principalmente. Pero el problema aquí es que mandan los mercados internacionales, entonces el precio está influido por ellos. No se paga el mismo precio de gas viniendo de EEUU que de Argelia, por ejemplo. Se suma que Europa dispone de múltiples fuentes de energía para abastecerse, pero dependen de cuando hay picos de demanda.

En esos momentos es donde el tipo de energía más caro, habitualmente el gas, es el que marca el precio de todo el mercado. El problema es que en Europa apenas se produce gas, lo que nos deja en manos de agentes externos como Rusia. A largo plazo el objetivo de Europa es depender de energías renovables para sacarse de esta dependencia externa.

Las consecuencias del aumento en el sector industrial

Este aumento del gas tiene un impacto directo en el sector industrial español. El 64,9% del gas que se consume en España se consume a la industria, sobretoto en sectores concretos como la siderurgia o el textil. La crisis de precios está empezando a impactar en las empresas industriales que han visto incrementada la factura de gas, de los 4.500 millones de euros del 2020 a los 18.000 millones de euros en 2021.

El sector industrial esta muy preocupado al ver la medidas tomadas por algunas industrias para enfrentar la crisis compañías, como Sidenor o Fertiberia, que ya han reducido procesos productivos para hacer frente los altos precios de la energía. Entonces lo que muchos ven como algo “positivo”, la baja de demanda de gas por parte del sector, es al contrario algo muy preocupante porque pone en peligro la competitividad y pone en alerta el tejido industrial del país.

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«El incremento de la factura energética de las fábricas de ladrillos y tejas pone en riesgo la competitividad de las empresas, comprometiendo su viabilidad y continuidad», aseguran en un comunicado la patronal Hispalyt del sector de la industria del ladrillo y las tejas. Según este último, la industria de la cerámica estructural vive una complicada situación, como sector intensivo en energía, por la escalada de precios de la energía eléctrica, del gas natural y de los derechos de emisión experimentada a lo largo de este año 2021.

También lanza una advertencia la industria agroalimentaria. La organización UPA Castilla y León ha denunciado la situación límite en la que se encuentran las granjas de pollos en la región ante la abusiva subida del precio del gas, que es la principal fuente de consumo energético de este sector productor, y han advertido que hace muy complicada la rentabilidad en un sector con márgenes de por si estrechos.

Durante la jornada “El efecto del precio de la energía en la industria” organizada por la comisión de Energía de Ingenieros Industriales de Cataluña, alerta Blanca Losada, ingeniera industrial y presidenta de Fortia Energía, que “La factura se ha multiplicado por cuatro en un mes y esto genera riesgos en las empresas que tienen una menor capacitado de amortiguar estas dinámicas”. Losada añade que si esto se da puede derivar a la “destrucción” de tejido empresarial tanto en la cadena energética como en la productiva, y por tanto, “disminuir” la competitividad y la competencia de cara al futuro. Losada reivindica que la industria tiene que ser “clave” para la transición energética y que se trata de rebajar la factura de compra de combustibles a cambio de generar valor añadido a toda la cadena industrial y de suministro.

¿Existen soluciones a la subida del precio del gas?

Uno de los problemas que tiene la industria es que no puede electrificar muchos de sus procesos y su dependencia es más grande. La industria tiene muy poca flexibidad con el gas y su capacidad de gestión es muy limitada porque depende de las medidas fiscales tomadas políticamente. Para Losada, el aumento de los precios de la energía «ha cambiado el panorama fiscal»: el IVA repercutido por las transacciones eléctricas durante un año podría ser de 5.000 millones de euros y destaca que las cifras que se afrontan en el impuesto eléctrico o en la tasa municipal de ocupación de sol y subsuelo están actualmente muy alejadas de las que se darían en una situación de funcionamiento con precios normales.

Sigue recordando que revisar la fiscalidad ya formaba parte de las sugerencias que el grupo de expertos propuso hace tres años. En parte, se ha hecho con el plan de choque aprobado por el gobierno español el septiembre pasado.

Entonces, esta dependencia al gas es el mayor problema de la industria para enfrentar la crisis energética. Se deben tomar medidas fiscales pero el sector industrial debe tomar otras basadas en el sistema de renovables y reformular las anualidades que reciben los titulares de las plantas de producción de energía renovable sin que afecte a la recuperación de sus costes regulatoriamente reconocidos.

La solución ideal

Sin embargo, existe una solución ideal para el sector que cumplirá estos tres puntos y al mismo tiempo lo sacará de su dependencia energética del gas natural: el panel solar híbrido. Esta tecnología permitirá a las industrias con una demanda muy alta de agua caliente en su proceso, como la industria textil, salir de esta dependencia. El panel solar híbrido con tecnología aHTech® produce agua caliente y electricidad simultáneamente con una eficiencia del 89%, la más alta del mercado. Con esta doble producción, la empresa podrá satisfacer sus necesidades de agua caliente y calor y, al mismo tiempo, producir electricidad para sus necesidades energéticas. Además de poder salir de su dependencia, cumplirá con las obligaciones europeas impuestas en el marco del Plan de Descarbonización de la UE.

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